sábado, 16 de marzo de 2019

Ensayo sobre el artículo Data & Civil Rights: Education Primer


Módulo 1. EDUCACIÓN BASADA EN DATOS


Tarea 3: Ensayo sobre el artículo Data & Civil Rights: Education Primer

INTRODUCCIÓN

Las denuncias sobre la discriminación racial y étnica en el sistema educativo estadounidense no es algo actual. Existen evidencias de esta situación en películas como Escuela de rebeldes (1989), Mentes peligrosas (1995) o El profesor (2011). Todas ellas comparten un denominador común: la dificultad de ejercer la docencia en contextos sociales marginados, con mayoría racial negra.  En un intento de democratizar el acceso a la educación y conseguir una mayor equidad en lo que a discriminación racial se refiere, el artículo en cuestión indaga en las posibilidades que ofrece el big data, así como en sus principales inconvenientes, confrontándolos con los derechos civiles de los ciudadanos.
Hemos de tener en cuenta que el big data se ha convertido en una tendencia indispensable en la sociedad digital, pues beneficia a las empresas en múltiples sentidos. La recogida de datos se emplea, siguiendo a Girardotti, en una gran variedad de sectores, como pueden ser la industria, seguridad mediante video-vigilancia, redes sociales, transacciones en bolsa, operaciones mediante tarjetas de crédito, almacenamiento de archivos digitalizados… El uso de todos estos datos se convierte en algo esencial para facilitar y mejorar la toma de decisiones por parte de las empresas.  
En este sentido, las instituciones educativas, ya sean públicas o privadas, han visto en el big data una gran oportunidad de análisis contextual. Con el creciente uso de los espacios digitales para compartir conocimientos y adquirir aprendizajes, se ofrece la oportunidad de emplear la minería de datos para mejorar el aprendizaje y apoyar la investigación sobre los procesos de enseñanza (Domínguez, Álvarez y Gil-Jaurena, 2016).  Si además tenemos en cuenta la grandes diferencias que en Estados Unidos existe en el acceso a la educación entre blancos y negros, la recogida y análisis de datos masivos por parte de agencias educativas, educadores y escuelas  se vislumbra como una oportunidad para mejorar las políticas educativas y abaratar el acceso a la educación. Permitiría, en este sentido, identificar las fortalezas y debilidades de los alumnos, su estilo de aprendizaje y diseñar una metodología personalizada que mejore la eficiencia de su proceso de enseñanza, disminuyendo la discriminación y favoreciendo la equidad.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, intentaremos dar respuesta a las cuestiones que se nos plantean en el artículo analizado.

CUESTIONES FUNDAMENTALES

¿Cuáles son los beneficios y retos de la educación basada en datos?

Los beneficios que puede aportar la aplicación del big data en educación pueden ser muy variados. El artículo destaca los siguientes:
-  Permite una instrucción personalizada, ya que puede detectar las fortalezas y las dificultades del alumnado, favoreciendo el desarrollo de metodologías didácticas adaptadas al ritmo de aprendizaje de los mismos.
-  Democratización en el acceso a la educación gracias a los MOOCs: todo aquel que disponga de medios tecnológicos puede acceder a una educación de calidad, lo que fomenta la igualdad de oportunidades y disminuye la discriminación.
-  Los MOOCs pueden mejorar y optimizar sus cursos a partir del análisis de datos.
-  Reduce las brechas en el rendimiento académico, por lo que la distinción racial entre alumnos es menor.
-  Permite evaluar el apoyo pedagógico que reciben los estudiantes.
-  A partir de los datos, se pueden crear modelos para predecir el rendimiento y el aprendizaje, convirtiéndose en un apoyo indispensable para el docente y en un recurso para la gestión de los contenidos (Domínguez, 2018)
-  Detección de engaños y plagios.
-  Permite la creación de pruebas de evaluación por estándares más precisas. Con ello, se facilita la evaluación del progreso académico de los estudiantes, mejorando la experiencia de aprendizaje, la retención de contenidos y también el grado de satisfacción de éstos  (García, 2017).
-  Permite una orientación personalizada al alumnado sobre sus capacidades y competencias, favoreciendo la motivación.
-  Se puede aplicar a todos los niveles educativos.
-  Centrándonos en la educación secundaria, permitiría detectar problemas de conducta para propiciar una acción temprana, así como el registro de asistencia que permita actuar contra el absentismo.
 No obstante, al ser una ciencia que no está demostrada empíricamente, se enfrenta a varios retos relacionados con los derechos de los ciudadanos:
-  Uso de los datos por parte de aquellos que tienen acceso a ellos, ya que pueden emplearse de manera discriminatoria, reproduciendo las desigualdades sociales ya existentes. Nos enfrentamos a un desafío ético en el empleo de datos masivos (Domínguez, 2018).
-  Privacidad del alumnado: los datos pueden ser empleados por terceros sin su consentimiento expreso. El siguiente enlace muestra un análisis del periodista estadounidense Kenneth Cukier sobre cómo debe emplearse el análisis de datos masivos: https://www.youtube.com/watch?time_continue=42&v=8pHzROP1D-w
-  La minería de datos  puede manipularlos intencionadamente para beneficiar a las clases altas, favoreciendo la discriminación. 
-  Los alumnos pueden enfrentarse a un “etiquetado permanente” que alimenta los prejuicios.
-  El acceso a los datos por parte de las administraciones universitarias puede favorecer el acceso de los estudiantes pertenecientes a clases sociales acomodadas,  en perjuicio de los sectores más desfavorecidos.

¿Cómo contribuye la educación basada en datos en el incremento o reducción de la discriminación o  desigualdad de oportunidades en el sistema educativo?
La desigualdad de oportunidades dentro del sistema educativo puede verse reducida sobre todo gracias al desarrollo de los MOOCs, que permiten el acceso a la educación a todo individuo que tenga acceso a un ordenador.  En este sentido, el desarrollo e implantación de los MOOCs y la educación digital  se nos antoja como algo indispensable para mejorar la democratización del acceso a la educación. Entre sus beneficios, destacan la amplia oferta de cursos disponible; la facilidad y el abaratamiento en el acceso a los mismos, independientemente de la localización geográfica; la flexibilidad horaria; la libertad de navegación e interactividad de las páginas Web, que mantienen la atención y propician la motivación y el desarrollo de la iniciativa del alumno; la atención individualizada; permite la interactividad e interacción tanto síncrona como asíncrona, simétrica y asimétrica; favorece un aprendizaje activo; fomenta la sociabilidad y multiculturalidad; fortalece la capacidad de autogestión del tiempo, del 
esfuerzo personal y de la conformación de itinerarios formativos; se potencia la 
capacidad de autodisciplina y de madurez; el estudiante se convierte en gestor y creador 
de contenidos; la diversidad de configuraciones y formatos que nos permiten las 
ediciones multimedia e hipertextual estimulan el interés por aprender; y puede accederse a prestigiosos centros de estudio e investigadores sin necesidad de desplazamiento (García, 2017).
Dado que existen entidades o instituciones (bibliotecas públicas, por ejemplo) que ofrecen al usuario disponibilidad gratuita de ordenadores, prácticamente todas las comunidades sociales podrían acceder a este modo de enseñanza. Asimismo, podría contarse con una instrucción personalizada, de manera que los contenidos y el ritmo del proceso se adaptarían al estilo de aprendizaje del alumno en cuestión. Así, el análisis de los datos permite a los profesores establecer un diagnóstico de la situación de los estudiantes, para disponer de información sobre el comportamiento de los mismos y medir la efectividad de su aprendizaje, de los contenidos utilizados y de la organización del curso. Siguiendo a Domínguez (2018), la detección temprana de alumnos en riesgo de exclusión permitiría, de igual modo, tomar medidas preventivas que beneficien la continuidad en los estudios de este tipo de alumnado, ofreciendo un apoyo más adecuado a los mismos.

Si queremos optimizar el uso de datos para mejorar la igualdad de oportunidades, la equidad y reducir la discriminación, ¿cuáles son las variables que deberíamos tener en cuenta?
En aras de conseguir una educación más igualitaria, debería tenerse en cuenta aspectos como el tiempo que un alumno pasa conectado, qué herramientas emplea o qué contenidos y recursos visita con más frecuencia. Analizar, de igual modo, aquellos elementos que despiertan mayor interés en ellos puede ser también un factor a tener en cuenta de cara a desarrollar metodologías personalizadas que disminuyan las desigualdades existentes en el sistema educativo actual. Si bien es cierto, según dice el artículo, que la discriminación se produce incluso en el establecimiento de castigos más severos para estudiantes de minorías étnicas, la ausencia de castigos en una enseñanza personalizada favorecía la equidad.
En lo que respecta al sistema de acceso la universidad, dado que el uso de los datos financieros del alumnado puede conllevar un trato discriminatorio en el proceso de admisión, sería interesante ofrecer al estudiante la posibilidad de no mostrar datos personales de este tipo, así como prohibir el acceso a esta información por parte de las administraciones educativas para que tengan en cuenta exclusivamente el expediente académico del alumnado.
Asimismo, el análisis de datos puede permitir la detección temprana de alumnos en riesgo, lo que permitiría una toma de decisiones anticipada para prevenir este tipo de situaciones.

Dada la incertidumbre derivada de los resultados potenciales y la falta de evidencia empírica para apoyar el impulso de la reforma educativa basada en datos, ¿cuál es la mejor manera de proceder con la formulación de políticas?
La toma de decisiones, teniendo en cuenta que el sistema educativo es discriminatorio no sólo en Estados Unidos, debería ir enfocada a beneficiar a las clases más desfavorecidas. Si queremos que la sociedad en su conjunto avance, mejorando la seguridad y calidad de vida de sus individuos y fomentando la libertad, la igualdad en el acceso a los recursos  y la equidad, las políticas educativas deben tener en cuenta la situación discriminatoria actual. La problemática existente en centros educativos periféricos, situados en zonas urbanas masificadas y empobrecidas, podría erradicarse, o al menos rebajarse, con una reforma educativa encaminada a mejorar la calidad de enseñanza y aprendizaje de este alumnado. El absentismo, la desmotivación y la falta de educación cívica podrían combatirse desde la enseñanza siempre  y cuando se desarrollen políticas que favorezcan ese aprendizaje personalizado que ya hemos mencionado, que ayuden a motivar al alumno y a mostrarle que el acceso a la educación de calidad puede paliar la situación de exclusión en la que se ven inmersos.

¿Cómo podemos garantizar la transparencia, la responsabilidad y el proceso correcto de datos en los sistemas algorítmicos automatizados cuando influyen en la trayectoria de un estudiante a través del sistema educativo?
Garantizar la transparencia y responsabilidad en el uso de datos es algo arduo y complejo, pues nos enfrentamos a una problemática de índole ética y moral. El uso correcto de los datos dependerá de los juicios de valor que emplee el analista que tiene acceso a ellos. Vulnerar las políticas de privacidad y las condiciones de uso de plataformas en Internet no es algo complejo, máxime si tenemos en cuenta los vacíos legales que encontramos en estos servicios digitales y las posibles interpretaciones que se pueden derivar de estas políticas.
 Nombrar inspectores o interventores que investiguen y aseguren un uso no fraudulento de los datos podría ser una solución, pero para ello es necesario crear una nueva legislación sobre el big data y todas las  posibilidades que ofrece la red en general. Dado que la digitalización es algo relativamente novedoso, las características de este nuevo entorno, donde confluyen y se confrontan intereses empresariales, de los consumidores y de los gobiernos, hacen apremiante una nueva política sobre el uso de la información personal (Gómez-Barroso, Feijóo y Martínez, 2017).
Siguiendo a Domínguez, Álvarez y Gil-Jaurena, (2016), en el campo específico de la analítica del aprendizaje se podría utilizar el modelo de los heurísticos, es decir, recomendaciones generales basadas en la evidencia práctica para evaluar los procesos educativos. Sin embargo, está sometida a controversia, pues “los heurísticos no son construcciones a priori, sino que su identificación emerge de las prácticas, a menudo cotidianas, que realizan los individuos en diferentes situaciones. (…). El tener que indagar en los mecanismos psicológicos de las acciones racionales del individuo dificulta la tarea” (p. 99).

¿Qué políticas o herramientas podemos emplear para solventar los errores o controlar losprocesos de toma de decisiones responsables? ¿Cómo identificamos qué datos ofrecen un resultado discriminatorio?
La ausencia de pruebas empíricas en la aplicación de la educación basada en datos dificulta la resolución de esta cuestión. No obstante, dar voz a los alumnos y permitirles administrar sus datos personales, decidiendo quién puede o no acceder a ellos o pudiendo denunciar aquellos casos que consideran  fraudulentos, podría eliminar posibles errores en los análisis o el trato discriminatorio en la toma de decisiones. De igual modo, la designación de interventores encargados de luchar contra estas injusticias y de indagar en los posibles errores podría ser también una hipotética solución.
Domínguez (2018), en su estudio de la tendencia de análisis predictivo de la educación basada en datos, aporta diversas soluciones a esta cuestión: construir una infraestructura de apoyo, trabajar para garantizar el uso adecuado de datos, diseñar modelos de análisis predictivos y algoritmos que eviten los sesgos y aplicar intervenciones adecuadas y coordinadas.

¿Cómo podemos fomentar la transparencia y la responsabilidad de terceros? ¿Por qué es útil la transparencia y el acceso de los individuos a su propia información?
“Obviamente la reforma del ordenamiento que se ocupa de la protección de datos personales es el primer paso. Esta reforma debe realizarse considerando la información personal, no solo como un derecho digno de protección, sino como un activo con valor económico. Guste o no, de no hacerse así, no estará atendiendo a lo que ocurre en la realidad y se estaría abocado a la ineficacia” (Gómez-Barroso, Feijóo y Martínez, 2017, p.118). Además de cumplir con esa futura e hipotética legislación, tan necesaria en este ámbito, se podría crear un código de conducta que todas las empresas o terceros que accedieran a la información debieran cumplir. Una certificación avalada por organismos nacional o internacionalmente reconocidos sería otra opción. Así, con este servicio de auditoría se podría corroborar si ciertamente los terceros cumplen con esa normativa específica.
Esto demuestra que el acceso a la propia información es esencial para controlar si se hace uso fraudulento de la misma. Por ello sería positivo que los usuarios decidieran quién puede acceder a sus datos y prestaran un consentimiento expreso a través de una consulta personalizada sobre el uso que pueden hacer de los mismos otras empresas interesadas.

¿Quién debe tener acceso a los datos sobre los estudiantes, en qué contextos, y para qué fines?
Es interesante que sean los propios docentes quienes tengan acceso directo  a los datos académicos. Esto ayudaría a mejorar sus metodologías, a adaptarlas a las necesidades de los alumnos y a detectar posibles dificultades en el proceso de enseñanza-aprendizaje.  Aunque se correría el riesgo de crear prejuicios que perjudiquen a la evaluación de los propios estudiantes.
Por otro lado, las instituciones educativas y diseñadores de cursos podrían asimismo tener en cuenta esta información para poner a disposición tanto del alumnado como del profesorado recursos y herramientas que se ajusten a la demanda.

¿Cómo aseguramos la protección de los jóvenes marginados, incluidos los que sufren abusos, aquellos que están al cargo de los servicios sociales  y los que tratan de alterar su trayectoria?
Una vez detectados los casos de jóvenes marginados o en riesgo de exclusión, se pueden poner a disposición de los alumnos medios de apoyo educativo y psicológico que los orienten en su formación para evitar influencias negativas de cara a su futuro. De igual modo, el desarrollo de políticas y normativas que ofrezcan ayudas financieras públicas a este tipo de alumnado, bien directamente al alumno, bien a las entidades educativas que se encargan de ellos podrían mejorar su inserción. Los beneficios fiscales para aquellas instituciones que fomenten la inserción de estos jóvenes disminuiría la discriminación. No obstante, deberían de ser estos estudiantes los que decidieran a qué datos se puede acceder y quién puede hacer uso de ellos para conseguir que el sistema sea más justo.
¿Qué derechos deberían amparar a los estudiantes ante la venta, distribución o puesta a disposición de sus propios datos cuando se les pide?
Hemos de tener en cuenta que la manera en que los individuos perciben y gestionan su privacidad ha evolucionado mucho en los últimos años. En la mayoría de los casos, el desconocimiento de los procesos de recopilación de datos conlleva la publicación de datos personales sobre la vida privada, sobre todo en redes sociales. Asimismo, diversas encuestas ponen de manifiesto que algo que en la teoría resultaría inadmisible para los usuarios en relación a su privacidad, en la práctica acaban aceptándolo y acatándolo (Gómez-Barroso, Feijóo y Martínez, 2017). Instruir al alumnado sobre el posible uso de sus propios datos y cómo gestionarlos es esencial para tomar decisiones adecuadas en torno a su venta o distribución.
Además, la legislación debe incluir una normativa específica en relación a la petición de información, de manera que se manifieste de forma expresa quién va a acceder a los datos y qué uso hará de ellos (si deben eliminar la información una vez utilizada, en qué espacio temporal emplearán los datos, etc.). El incumplimiento de estas leyes debería conllevar  sanciones económicas o penales para garantizar la confianza y la seguridad de los usuarios.

¿Cómo se puede utilizar el análisis de datos para hacer frente a las comunidades históricamente marginadas y promover los derechos civiles?
Ya hemos avanzado que existen muchos vacíos legales en torno a la analítica de datos y big data. Promover los derechos civiles está en manos de los poderes judiciales de los gobiernos, que deben legislar en beneficio de estas colectividades. Ahora bien, el análisis de datos puede contribuir de manera eficiente siempre y cuando se emplee para detectar casos discriminatorios y se actúe frente a ellos. Esto conlleva necesariamente un uso responsable y ético de la información que, insistimos, ha de estar legislado.

CONCLUSION
Hemos realizado un análisis del artículo propuesto basándonos en las cuestiones planteadas en el mismo, de manera que las ventajas y dificultades que el big data ofrece en relación al sistema educativo estadounidense han sido consideradas desde la perspectiva de una educación general, aplicable a otros posibles contextos geográficos.
La situación de injusticia y discriminación racial que sufre el sistema de educación  en EEUU puede verse paliado gracias a las oportunidades que ofrece el análisis de datos masivos. Entre sus beneficios destacan el abaratamiento del acceso a la educación y el desarrollo de un proceso de enseñanza-aprendizaje adaptado a las necesidades de cada alumno.  No obstante, al tratarse de una procedimiento relativamente novedoso, el empleo del big data en educación se enfrenta a desafíos de diversa índole, en muchos casos contrapuestos  a los derechos de los ciudadanos. Es lo que sucede con aspectos como el respeto a la privacidad del alumnado, el uso moral de la información con fines equitativos o el derecho del estudiante a conocer y saber gestionar sus propios  datos. Nos encontramos, pues, ante una metodología que deberá superar toda una serie de obstáculos para poder emplearse en términos de justicia e igualdad social.


BIBLIOGRAFÍA

Domínguez, D. (2018). Big Data, analítica del aprendizaje y educación basada en datos. 
Recurado de: https://papers.ssrn.com/abstract=3124369

Domínguez D., Álvarez J.F. y Gil-Jaurena, I., (2016), Analítica del aprendizaje y Big Data: heurísticas y marcos interpretativos, Dilemata Revista Internacional de Éticas Aplicadas, nº 22, 87-103. Recuperado de: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2846376

García Aretio, L. (2017), Educación a distancia y virtual: calidad, disrupción, aprendizajes adaptativo y móvil, Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 20(2), pp. 09-25.  Recuperado de: http://dx.doi.org/10.5944/ried.20.2.18737

Puyol Moreno, J. (2014), Una aproximación al Big Data, Revista de Derecho UNED, nº 14.  Recuperado de: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:RDUNED-2014-14-7150/Documento.pdf


 

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