jueves, 29 de noviembre de 2018


ACTVIDAD 1: ENSAYO SOBRE EL ARTÍCULO “EL NUEVO MARCO TECNO-SOCIAL: TÉCNICAS Y TECNOLOGÍAS COPRODUCTORAS DE UN NUEVO ESPACIO SOCIOTÉCNICO”, DE ÁLVAREZ, J.F. Y DOMÍNGUEZ D. (2012)

Nos hallamos en una sociedad cambiante, evolucionada, diferente a la que existía veinte años atrás. Unos la llaman Sociedad Red (Castells); otros Sociedad de la Información (Yoneji MAsuda) ; otros Sociedad de la Comunicación (Heidenreich); también Sociedad del Conocimiento (Peter Drucker)…  En lo que sí parece que hay unanimidad es en la defensa de esta nueva sociedad donde las tecnologías de la información y la comunicación cobran un especial protagonismo, llegando a modificar los valores, las costumbres, la economía, las prácticas sociales… Estamos, pues, en un nuevo marco tecno-social, un nuevo espacio sociotécnico.

El concepto de espacio sociotécnico comenzó a discutirse el siglo pasado, con el tránsito de la sociedad industrial a la posindustrial. Eric Trist, en 1960, consideraba que un sistema sociotécnico describe sistemas que implican una compleja interacción entre los seres humanos, máquinas y los aspectos ambientales del sistema de trabajo.  Esta concepción ya evidenciaba la complejidad que entrañaría un nueva sociedad ligada a las máquinas. Y los primeros análisis realizados a mediados del pasado siglo no eran muy alentadores (no hay más que echar una ojeada al cine de esta época: Tiempos modernos de Charles Chaplin, Metrópilis de Fritz Lang o La naranja mecánica de Stanley Kubrick). Las desigualdades sociales, la explotación, la violencia, la alienación… son los grandes protagonistas de este gran cine de crítica social.  El Fordismo y el Taylorismo que caracterizan a la sociedad industrial dan lugar a los primeros movimientos obreros que luchaban por una sociedad más justa e igualitaria (https://elobrero.es/cultura/textos-historicos-obreros/item/12531-el-fordismo.html9)


Con el paso de los años, la lucha social en los países desarrollados, las guerras, las crisis económicas… acaban desembocando en los Estados de Bienestar  o el capitalismo democrático (https://economipedia.com/definiciones/estado-del-bienestar.html) , que conlleva grandes mejoras para el conjunto de la sociedad.  Sin embargo, pronto surgirán nuevos conflictos asociados a las nuevas tecnologías (Matrix, de los hermanos Wachowski, por  seguir con la trayectoria cinematográfica, vislumbra a la perfección la nueva percepción de la realidad social y virtual donde el mundo y la humanidad acabarán siendo dominados por las máquinas). El mundo desarrollado ha evolucionado (y lo sigue haciendo con cada innovación tecnológica), casi de forma imperceptible y vertiginosa, hacia una nueva sociedad, hacia un nuevo espacio sociotécnico con máquinas y tecnologías más desarrolladas, más inteligentes.


Quizás lo más alarmante es que no sabemos a ciencia cierta cómo repercuten las TIC en la vida cotidiana.  Daniel Domínguez y Francisco José Álvarez reflexionan en este artículo sobre la influencia y los cambios que las tecnologías de la información y la comunicación han supuesto para nuestras sociedades. Ofrecen una visión positiva sobre su alcance, destacando la existencia de procesos sociales y culturales que ya no pueden entenderse sin Internet (por ejemplo, el compromiso con la ecología,  la creación de incubadoras de startups,  el desarrollo de laboratorios de innovación ciudadana…). La inmersión en la vida cotidiana de las nuevas tecnologías implica nuevas capacidades en los individuos que eran impensables veinte años atrás. En el blog https://cristinasaez.wordpress.com/2008/11/24/antesdeinternet/, su autora reflexiona sobre cómo era la vida antes de internet y cómo nos ha facilitado la existencia esta nueva tecnología. Ofrece una visión, de nuevo, muy positiva sobre el nuevo medio (se limita a resaltar como aspectos negativos la sobreinformación que encontramos en la red y la adicción que provoca en algunos casos). Al igual que Domínguez y Álvarez, resalta la comodidad con la que realizamos ciertos  procesos (declaración de la renta, comunicación con los seres queridos, capacidad de movilidad gracias a aplicaciones como Google Maps…). En definitiva, acciones que antes resultaban inconcebibles.

De este modo,  las TIC  se introducen en los escenarios sociales cotidianos (vida familiar, trabajo, escuelas…) dando lugar a nuevas formas de relación entre personas, personas y objetos, personas y procesos de producción y personas y productos.  Si bien las relaciones personales antes de Internet se basaban en el cara a cara, el correo postal o la llamada telefónica (https://marcianosmx.com/la-vida-antes-internet/), ahora se nos antoja impensable no poder ver a nuestros seres queridos a miles de kilómetros de distancia mediante una videollamada, comunicarnos con ellos de forma instantánea vía Whatsapp, o mantener el contacto y conocer personas nuevas a través de las redes sociales. En la relación persona-objeto, los conocimientos y capacidades humanas eran indispensables en el manejo de las máquinas; hoy en día estamos evolucionando hacia el Internet de las cosas, hacia el desarrollo de la inteligencia artificial, hacia una tecnología cada vez más independiente de su interacción con el ser humano (https://www.lavanguardia.com/tecnologia/innovacion/20150721/54433490806/relacion-personas-objetos-inteligentes.html). Algo similar sucede con la relación entre las personas y los procesos de producción: hemos pasado de la alienación, el fordismo y el taylorismo, donde el trabajador se limitaba a hacer una función dentro de una cadena de montaje para acelerar la producción, a una organización empresarial basada en la interconexión a través de la red, la cooperación y la horizontalidad (“Las grandes empresas como Zara controlan su imperio desde la Red; han inventado formas de producción y de distribución en la que todas las tiendas que tienen repartidas por el globo y las fábricas están conectadas, de manera que cada día saben qué se ha vendido, dónde y, por tanto, qué se tiene que producir”, https://cristinasaez.wordpress.com/2008/11/24/antesdeinternet/). Finalmente, la relación entre las personas y los productos evoluciona desde la compra in situ a la compra online,  desde el ocio basado en la lectura o la televisión  al ocio virtual de la pequeña pantalla, desde la publicidad del siglo XX (anuncios como el de Coñac Soberano -https://www.youtube.com/watch?v=F49If5qxKC4-empleaba la violencia de género como algo habitual) hacia el marketing invasivo del siglo XXI (publicidad personalizada en nuestros navegadores y dispositivos móviles), dando lugar a nuevas formas de consumismo.

De esta manera, como afirman Domínguez y Álvarez, cada innovación tecnológica conlleva la redefinición de muchos procesos y actividades ( no hay más que reflexionar sobre los conflictos que los nuevos negocios como Uber o Cabifay están generando en negocios tradicionales como el Taxi), lo que conlleva la necesidad de una nueva legislación que contemple los nuevos modelos de negocio.

La nueva convergencia tecnológica se basa así en una serie de piezas clave que, aunque analizadas positivamente por ambos autores, comportan una serie de aspectos negativos que conviene tener en cuenta:

- Se necesitan nuevas capacidades cognitivas, nuevas capacidades humanas de realización: se abre así una brecha digital enorme entre las diferentes generaciones (las personas mayores son incapaces de comprender con la misma facilidad que los jóvenes los nuevos procesos tecnológicos, de manera que quedan marginados en muchos ámbitos de la vida cotidiana: las transacciones virtuales impulsadas por la banca, procesos que se realizan de forma exclusivamente telemática, no pueden disfrutar de ciertas ventajas y descuentos que la compra online ofrece a muchos consumidores…). La tecnología, además, evoluciona de manera vertiginosa, dejando atrás ámbitos como la educación, que necesitan de un mayor tiempo de adaptación y una gran inversión económica.  Asimismo, la tecnología provoca una disminución en la atención por parte del alumnado, acostumbrado a un bombardeo constante de información mediante los dispositivos móviles (https://www.europapress.es/sociedad/noticia-afectan-tecnologias-cerebro-ninos-jovenes-20170429172553.html). Esto nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de desarrollar un modelo educativo diferente, adaptado al actual espacio tecnológico y social, dejando atrás el sistema educativo basado en la estructura económico-social del siglo XX.

- Interconectividad: el nuevo espacio sociotécnico disminuye las distancias (conexión mediante redes sociales), facilita el flujo y la difusión de información (aplicaciones como Twitter han supuesto una verdadera revolución, tanto para la difusión de noticias como para el empoderamiento de los usuarios a la hora de manifestar sus opiniones), favorece la accesibilidad (se crean dispositivos electrónicos que evitan la distracción al volante o facilitan la lectura a personas con discapacidad visual) y permite la reutilización del conocimiento. No obstante, nos satura de información (la veracidad pasa a un segundo plano), aumenta la brecha digital entre países desarrollados y subdesarrollados (“Los límites de una interconectividad ilimitada: del potencial económico al reto jurídico”,  Tamara Álvarez Robles y  Nuria G. Rabanal), crea cierta dependencia de las redes sociales (https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/eres-adicto-a-las-redes-sociales-931475228564) , se concede mayor importancia al acceso a la red y la difusión de Internet en los países subdesarrollados  que al reparto de las riquezas (https://elpais.com/sociedad/2014/07/14/actualidad/1405331639_031784.html, https://www.juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/solucion-para-los-paises-pobres-inversion-extranjera) …

- Cultura en la sociedad red: Desde el punto de vista cultural, la sociedad red permite la comunicación simultánea de distintos usuarios en lugares diferentes, incluso permite la comunicación en diferido, pues se pueden recuperar, en cualquier momento y lugar, las acciones e informaciones del pasado. Esta noción de ubicuidad espacio-temporal es nueva en la sociedad y permite conformar nuevas comunidades en un ámbito pluricultural, en la convergencia de seres de culturas diversas y variadas que confluyen en un mismo escenario ciberespacial. En este nuevo espacio de intercambio, de transubjetividad, aparece una nueva modalidad de construcción del yo en la era digital (Bateson, 1978). Un nuevo espacio donde la GLOCALIZACIÓN,  la inmediata conexión entre lo global y lo local, juega un papel fundamental. Ahora se piensa de forma global y se actúa de forma local (https://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20130922/54387862395/local-global-o-glocal.html). Sin embargo, en esta nueva modalidad de construcción del yo asistimos a nuevas patologías, a conflictos psicológicos y manifestaciones aberrantes en la cultura red que reflejan la dificultad de adaptación y el desconocimiento de muchas personas a la sociedad red. Las medios de comunicación nos bombardean con suicidios anunciados, con la práctica de grabaciones audiovisuales como el bulling y el sexting en las escuelas, la difusión de pornografía infantil a través de las redes, el reclutamiento de adolescentes para servir en sectas o asociaciones terroristas… Los problemas sociales que existían antes de la sociedad red (los violadores y secuestradores, los suicidios, el tráfico de drogas y pornografía, la captación sectaria, los problemas psicológicos derivados de la inseguridad, la ansiedad, los complejos…, los abusos entre alumnos en las escuelas, enfermedades mentales…) encuentran ahora una nueva vía para manifestarse, para ejercer sus fechorías, para transmitirlas al resto del mundo.  Y nos encontramos perdidos y extraviados a la hora de hacerles frente.

En definitiva, nos situamos en un nuevo contexto, la sociedad red, que transforma la vida cotidiana, la cultura, los negocios, la vida privada y social. Surgen nuevos modelos de negocios, nuevas plataformas virtuales, nuevas aplicaciones que poco a poco van llenando los huecos que las nuevas tecnologías van dejando en la conformación de la nueva sociedad. Aún así, ante la incertidumbre y el caos generados ante la vertiginosidad de los continuos cambios, se hace necesario legislar el mundo electrónico, crear unos derechos humanos digitales y desarrollar servicios públicos virtuales con el fin de reducir todos los efectos negativos que el nuevo espacio tecnosocial está generando en la sociedad y la cultura.

Probablemente estamos ante la convergencia de dos realidades, la virtual y la offline, que se influyen cada vez más mutuamente a medida que continúan las innovaciones tecnológicas. Sin embargo, como Punset reflexionó hace unos años en uno de los capítulos de  su serie documental Redes: Vivimos en dos mundos separados, (https://www.youtube.com/watch?v=2ye7YgrizoI), hoy más que nunca resalta la importancia de conservar las cosas del mundo real.

Actividad 5 — Consentimiento informado

MODULO 5. ÉTICA Y ANALÍTICA DEL APRENDIZAJE Actividad 5 — Consentimiento informado Dur...