ACTVIDAD 1: ENSAYO SOBRE EL ARTÍCULO “EL
NUEVO MARCO TECNO-SOCIAL: TÉCNICAS Y TECNOLOGÍAS COPRODUCTORAS DE UN NUEVO
ESPACIO SOCIOTÉCNICO”, DE ÁLVAREZ, J.F. Y DOMÍNGUEZ D. (2012)
Nos
hallamos en una sociedad cambiante, evolucionada, diferente a la que existía
veinte años atrás. Unos la llaman Sociedad Red (Castells); otros Sociedad de la
Información (Yoneji MAsuda) ; otros Sociedad de la Comunicación (Heidenreich);
también Sociedad del Conocimiento (Peter Drucker)… En lo que sí parece que hay unanimidad es en
la defensa de esta nueva sociedad donde las tecnologías de la información y la
comunicación cobran un especial protagonismo, llegando a modificar los valores,
las costumbres, la economía, las prácticas sociales… Estamos, pues, en un nuevo
marco tecno-social, un nuevo espacio sociotécnico.
El
concepto de espacio sociotécnico comenzó a discutirse el siglo pasado, con el
tránsito de la sociedad industrial a la posindustrial. Eric Trist, en 1960,
consideraba que un sistema sociotécnico describe
sistemas que implican una compleja interacción entre los seres humanos,
máquinas y los aspectos ambientales del sistema de trabajo. Esta concepción ya evidenciaba la complejidad
que entrañaría un nueva sociedad ligada a las máquinas. Y los primeros análisis
realizados a mediados del pasado siglo no eran muy alentadores (no hay más que
echar una ojeada al cine de esta época: Tiempos
modernos de Charles Chaplin, Metrópilis
de Fritz Lang o La naranja mecánica
de Stanley Kubrick). Las desigualdades sociales, la explotación, la violencia,
la alienación… son los grandes protagonistas de este gran cine de crítica
social. El Fordismo y el Taylorismo que
caracterizan a la sociedad industrial dan lugar a los primeros movimientos
obreros que luchaban por una sociedad más justa e igualitaria (https://elobrero.es/cultura/textos-historicos-obreros/item/12531-el-fordismo.html9)
Con
el paso de los años, la lucha social en los países desarrollados, las guerras,
las crisis económicas… acaban desembocando en los Estados de Bienestar o el capitalismo democrático (https://economipedia.com/definiciones/estado-del-bienestar.html)
, que conlleva grandes mejoras para el conjunto de la sociedad. Sin embargo, pronto surgirán nuevos
conflictos asociados a las nuevas tecnologías (Matrix, de los hermanos Wachowski, por seguir con la trayectoria cinematográfica,
vislumbra a la perfección la nueva percepción de la realidad social y virtual
donde el mundo y la humanidad acabarán siendo dominados por las máquinas). El
mundo desarrollado ha evolucionado (y lo sigue haciendo con cada innovación
tecnológica), casi de forma imperceptible y vertiginosa, hacia una nueva
sociedad, hacia un nuevo espacio sociotécnico con máquinas y tecnologías más
desarrolladas, más inteligentes.
Quizás
lo más alarmante es que no sabemos a ciencia cierta cómo repercuten las TIC en
la vida cotidiana. Daniel Domínguez y
Francisco José Álvarez reflexionan en este artículo sobre la influencia y los
cambios que las tecnologías de la información y la comunicación han supuesto
para nuestras sociedades. Ofrecen una visión positiva sobre su alcance,
destacando la existencia de procesos sociales y culturales que ya no pueden
entenderse sin Internet (por ejemplo, el compromiso con la ecología, la creación de incubadoras de startups, el desarrollo de laboratorios de innovación
ciudadana…). La inmersión en la vida cotidiana de las nuevas tecnologías
implica nuevas capacidades en los individuos que eran impensables veinte años
atrás. En el blog https://cristinasaez.wordpress.com/2008/11/24/antesdeinternet/,
su autora reflexiona sobre cómo era la vida antes de internet y cómo nos ha
facilitado la existencia esta nueva tecnología. Ofrece una visión, de nuevo,
muy positiva sobre el nuevo medio (se limita a resaltar como aspectos negativos
la sobreinformación que encontramos en la red y la adicción que provoca en
algunos casos). Al igual que Domínguez y Álvarez, resalta la comodidad con la
que realizamos ciertos procesos
(declaración de la renta, comunicación con los seres queridos, capacidad de
movilidad gracias a aplicaciones como Google Maps…). En definitiva, acciones
que antes resultaban inconcebibles.
De
este modo, las TIC se introducen en los escenarios sociales
cotidianos (vida familiar, trabajo, escuelas…) dando lugar a nuevas formas de
relación entre personas, personas y objetos, personas y procesos de producción
y personas y productos. Si bien las
relaciones personales antes de Internet se basaban en el cara a cara, el correo
postal o la llamada telefónica (https://marcianosmx.com/la-vida-antes-internet/),
ahora se nos antoja impensable no poder ver a nuestros seres queridos a miles
de kilómetros de distancia mediante una videollamada, comunicarnos con ellos de
forma instantánea vía Whatsapp, o mantener el contacto y conocer personas
nuevas a través de las redes sociales. En la relación persona-objeto, los conocimientos
y capacidades humanas eran indispensables en el manejo de las máquinas; hoy en
día estamos evolucionando hacia el Internet de las cosas, hacia el desarrollo
de la inteligencia artificial, hacia una tecnología cada vez más independiente
de su interacción con el ser humano (https://www.lavanguardia.com/tecnologia/innovacion/20150721/54433490806/relacion-personas-objetos-inteligentes.html).
Algo similar sucede con la relación entre las personas y los procesos de
producción: hemos pasado de la alienación, el fordismo y el taylorismo, donde
el trabajador se limitaba a hacer una función dentro de una cadena de montaje
para acelerar la producción, a una organización empresarial basada en la
interconexión a través de la red, la cooperación y la horizontalidad (“Las
grandes empresas como Zara controlan su imperio desde la Red; han inventado
formas de producción y de distribución en la que todas las tiendas que tienen
repartidas por el globo y las fábricas están conectadas, de manera que cada día
saben qué se ha vendido, dónde y, por tanto, qué se tiene que producir”, https://cristinasaez.wordpress.com/2008/11/24/antesdeinternet/).
Finalmente, la relación entre las personas y los productos evoluciona desde la
compra in situ a la compra
online, desde el ocio basado en la
lectura o la televisión al ocio virtual
de la pequeña pantalla, desde la publicidad del siglo XX (anuncios como el de
Coñac Soberano -https://www.youtube.com/watch?v=F49If5qxKC4-empleaba
la violencia de género como algo habitual) hacia el marketing invasivo del
siglo XXI (publicidad personalizada en nuestros navegadores y dispositivos
móviles), dando lugar a nuevas formas de consumismo.
De
esta manera, como afirman Domínguez y Álvarez, cada innovación tecnológica
conlleva la redefinición de muchos procesos y actividades ( no hay más que
reflexionar sobre los conflictos que los nuevos negocios como Uber o Cabifay
están generando en negocios tradicionales como el Taxi), lo que conlleva la
necesidad de una nueva legislación que contemple los nuevos modelos de negocio.
La
nueva convergencia tecnológica se basa así en una serie de piezas clave que,
aunque analizadas positivamente por ambos autores, comportan una serie de
aspectos negativos que conviene tener en cuenta:
- Se necesitan nuevas capacidades cognitivas,
nuevas capacidades humanas de realización: se abre así una brecha digital
enorme entre las diferentes generaciones (las personas mayores son incapaces de
comprender con la misma facilidad que los jóvenes los nuevos procesos
tecnológicos, de manera que quedan marginados en muchos ámbitos de la vida
cotidiana: las transacciones virtuales impulsadas por la banca, procesos que se
realizan de forma exclusivamente telemática, no pueden disfrutar de ciertas
ventajas y descuentos que la compra online ofrece a muchos consumidores…). La
tecnología, además, evoluciona de manera vertiginosa, dejando atrás ámbitos
como la educación, que necesitan de un mayor tiempo de adaptación y una gran
inversión económica. Asimismo, la
tecnología provoca una disminución en la atención por parte del alumnado,
acostumbrado a un bombardeo constante de información mediante los dispositivos
móviles (https://www.europapress.es/sociedad/noticia-afectan-tecnologias-cerebro-ninos-jovenes-20170429172553.html).
Esto nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de desarrollar un modelo
educativo diferente, adaptado al actual espacio tecnológico y social, dejando
atrás el sistema educativo basado en la estructura económico-social del siglo
XX.
- Interconectividad: el nuevo espacio
sociotécnico disminuye las distancias (conexión mediante redes sociales),
facilita el flujo y la difusión de información (aplicaciones como Twitter han
supuesto una verdadera revolución, tanto para la difusión de noticias como para
el empoderamiento de los usuarios a la hora de manifestar sus opiniones),
favorece la accesibilidad (se crean dispositivos electrónicos que evitan la
distracción al volante o facilitan la lectura a personas con discapacidad
visual) y permite la reutilización del conocimiento. No obstante, nos satura de
información (la veracidad pasa a un segundo plano), aumenta la brecha digital
entre países desarrollados y subdesarrollados (“Los límites de una
interconectividad ilimitada: del potencial económico al reto jurídico”, Tamara Álvarez Robles y Nuria G. Rabanal), crea cierta dependencia de
las redes sociales (https://www.muyinteresante.es/salud/articulo/eres-adicto-a-las-redes-sociales-931475228564)
, se concede mayor importancia al acceso a la red y la difusión de Internet en
los países subdesarrollados que al
reparto de las riquezas (https://elpais.com/sociedad/2014/07/14/actualidad/1405331639_031784.html,
https://www.juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/solucion-para-los-paises-pobres-inversion-extranjera)
…
- Cultura en la sociedad red: Desde el
punto de vista cultural, la sociedad red permite la comunicación simultánea de
distintos usuarios en lugares diferentes, incluso permite la comunicación en
diferido, pues se pueden recuperar, en cualquier momento y lugar, las acciones
e informaciones del pasado. Esta noción de ubicuidad espacio-temporal es nueva
en la sociedad y permite conformar nuevas comunidades en un ámbito
pluricultural, en la convergencia de seres de culturas diversas y variadas que
confluyen en un mismo escenario ciberespacial. En este nuevo espacio de
intercambio, de transubjetividad, aparece una nueva modalidad de construcción del yo en la era digital (Bateson,
1978). Un nuevo espacio donde la GLOCALIZACIÓN,
la inmediata conexión entre lo global y lo local, juega un papel
fundamental. Ahora se piensa de forma global y se actúa de forma local (https://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20130922/54387862395/local-global-o-glocal.html).
Sin embargo, en esta nueva modalidad de construcción del yo asistimos a nuevas
patologías, a conflictos psicológicos y manifestaciones aberrantes en la
cultura red que reflejan la dificultad de adaptación y el desconocimiento de
muchas personas a la sociedad red. Las medios de comunicación nos bombardean
con suicidios anunciados, con la práctica de grabaciones audiovisuales como el
bulling y el sexting en las escuelas, la difusión de pornografía infantil a
través de las redes, el reclutamiento de adolescentes para servir en sectas o
asociaciones terroristas… Los problemas sociales que existían antes de la
sociedad red (los violadores y secuestradores, los suicidios, el tráfico de
drogas y pornografía, la captación sectaria, los problemas psicológicos
derivados de la inseguridad, la ansiedad, los complejos…, los abusos entre
alumnos en las escuelas, enfermedades mentales…) encuentran ahora una nueva vía
para manifestarse, para ejercer sus fechorías, para transmitirlas al resto del
mundo. Y nos encontramos perdidos y extraviados
a la hora de hacerles frente.
En
definitiva, nos situamos en un nuevo contexto, la sociedad red, que transforma
la vida cotidiana, la cultura, los negocios, la vida privada y social. Surgen
nuevos modelos de negocios, nuevas plataformas virtuales, nuevas aplicaciones
que poco a poco van llenando los huecos que las nuevas tecnologías van dejando
en la conformación de la nueva sociedad. Aún así, ante la incertidumbre y el
caos generados ante la vertiginosidad de los continuos cambios, se hace
necesario legislar el mundo electrónico, crear unos derechos humanos digitales
y desarrollar servicios públicos virtuales con el fin de reducir todos los
efectos negativos que el nuevo espacio tecnosocial está generando en la
sociedad y la cultura.
Probablemente
estamos ante la convergencia de dos realidades, la virtual y la offline, que se
influyen cada vez más mutuamente a medida que continúan las innovaciones
tecnológicas. Sin embargo, como Punset reflexionó hace unos años en uno de los
capítulos de su serie documental Redes: Vivimos en dos mundos separados, (https://www.youtube.com/watch?v=2ye7YgrizoI),
hoy más que nunca resalta la importancia de conservar las cosas del mundo real.